Nos ha encantado este artículo de la Dra. Reyes Abascal Ordaz (Experta en Dietética y Nutrición de Clínicas Vitaluz Sevilla.)
Si algún olor tiene la Cuaresma, además de a incienso y a pestiños, es el olor del bacalao:: porque es el olor no el aroma , muchos recordarán el olor que había en las tiendas de ultramarinos antiguas cuando por estas fechas se vendían cientos de bacalaos salados. Y estos forman parte de muchas recetas típicas de estas fechas.
A mi particularmente, me da mucha pena como se van perdiendo las tradiciones de estos alimentos típicos de cada fecha y el bacalao por estas fechas es la estrella; bacalao con tomate, potaje de vigilia, tortillitas de bacalao…
Este es un pescado propio de mares fríos que se localiza principalmente en el Atlántico Norte. Es un pescado blanco y por lo tanto con bajo contenido en grasa. EL bacalao almacena sus reservas de grasa en el hígado ( el cual se utiliza para obtener aceite de pescado); ¿ A qué os suena el aceite de hígado de bacalao?. Hace años se usaba para dárselo a los niños para garantizar su salud, tened en cuenta que es rico en Omega 3, vitaminas A y D y estamos hablando de épocas de penuria. Actualmente se sigue usando, lo que ocurre es que es menos frecuente ( además el sabor a pescado tira un poco para atrás ).
El bacalao es rico en proteínas de alto valor biológico y posee muchas vitaminas ( destaca el grupo B ) y también potasio y fósforo. El bacalao fresco contiene 89 mgrs. de sodio por cada 100 ml, pero el salado 8000 mgrs. dado que se usa la sal como conservante, por tanto para las personas con hipertensión está prohibido el salado ( pero no el fresco )